Hubo una vez
Hubo una vez una niña
que locamente en el amor creyó
como creía en el sol...
Pero era un sueño su vida.
De pronto se apagó la estrella
y le invadió la oscuridad.
Aquella noche huyo de ella
la razón de tanta felicidad.
No tiembles, pequeña mía,
déjame calmar tu miedo
con cada uno de mis besos.
Déjame, hoy, dormir a tu lado,
yo no soy ningún extraño.
Sus miradas eran de hielo,
llenas de dudas y extrañas
Sus palabras dueñas del viento,
llenas de nada y lejanas.
Si nunca más serían uno,
ya nada tendría sentido.
Se dio tristemente al olvido.
No llores, princesa,
yo no necesito del tiempo
para saber cuanto te quiero.
Confía y cierra los ojos y vuela.
Iremos lejos de toda esta pena.
Hoy has vuelto a mirar al cielo.
Me has sonreído en silencio.
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